Crecer debe ser una de las palabras más aterradoras de nuestro idioma. No solo por nuestra cultura de constante adoración a la juventud (he pasado demasiado tiempo sin ver una frente arrugada sin retoques) si no por lo que implica hacerlo. No puedo hablar de ser adulto por que no me identifico todavía con la palabra, pero sí puedo hablar de lo que significa comenzar a mutar para transformarnos en eso. Demasiadas películas repiten que los mejores años suceden en el colegio, que los adultos son grises, que crecer significa dejar morir el corazón. Todos creemos que Wendy fue una idiota, por que eligió volver al mundo real de oficinas y formularios cuándo se podría haber quedado jugando entre sirenas y arco iris para siempre en Nunca Jamás. Sin embargo, confieso que mi experiencia esta resultando ser diferente. SEGUIR LEYENDO....
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