Peter Pan se perdió de mucho

-"Es inevitable, simplemente pasa."
-"¿Qué pasa?" 
-"Cuando creces, tu corazón muere."
-"¿A quién le importa?"
-"A mi me importa."          
The Breakfast Club (1985)


Crecer debe ser una de las palabras más aterradoras de nuestro idioma. No solo por nuestra cultura de constante adoración a la juventud (he pasado demasiado tiempo sin ver una frente arrugada sin retoques) si no por lo que implica hacerlo. No puedo hablar de ser adulto por que no me identifico todavía con la palabra, pero sí puedo hablar de lo que significa comenzar a mutar para transformarnos en eso. Demasiadas películas repiten que los mejores años suceden en el colegio, que los adultos son grises, que crecer significa dejar morir el corazón. Todos creemos que Wendy fue una idiota, por que eligió volver al mundo real de oficinas y formularios cuándo se podría haber quedado jugando entre sirenas y arco iris para 
siempre en Nunca Jamás. Sin embargo, confieso que mi experiencia esta resultando ser diferente. Antes, cuando me hablaban de convertirme en adulto la idea me revolvía el estómago, me hacia sentirme una nena en un cuarto oscuro agarrándose bien fuerte a sus sueños pensando que el mundo venia a intentar quemarlos. El desarrollo de los últimos años no terminó siendo como pensaba. Sí, hay fuegos adentro mío que de a poco se apagaron por que dejé de prestarles atención, pero una vez que el humo de estos se disipó mi mente lo único que ha hecho es iluminarse. 
Ultimamente he experimentado sentirme en la cima del mundo y en el fondo de los abismos, todo en la misma esquina y variando solamente por los pensamientos que danzan en mi cabeza. No tengo ni idea del momento preciso en el que arrancó esta montaña rusa, pero desde hace tiempo que todo parece haberse re potenciado: la información, las palabras, las ideas. Ultimamente me vengo dando cuenta de que ahora me es más fácil pensar, y lo disfruto tanto que me animo a decir que la mayoría de las películas y cuentos quizás no tienen razón. Quizás sí esta bueno crecer. Quizás Peter Pan se perdió de mucho. Quizás estaba tan ocupado jugando todo el día en Nunca Jamás que en realidad nunca notó las cosas que verdaderamente eran importantes.

¿Cuáles son las cosas que verdaderamente importan? Quién sabe, lo divertido supongo que está en descubrirlas, y supongo también que es imposible hacerlo si no paramos de jugar a las escondidas con los Niños Perdidos. También supongo que de esa manera es imposible descubrir qué no nos gusta del mundo y de qué manera planeamos moldearlo. 

Al principio pensé que todo lo que ocurría era un sueño y que pronto podría dejarlo en el olvido a penas me levantase de la cama. Abría los ojos y aunque nada había cambiado todo era distinto. Las cosas que alguna vez me habían parecido importantes se disolvían en nada. Veía cosas nuevas que en realidad siempre habían estado ahí, al lado mío esperando ser descubiertas. Me sentía estúpida por no haberlas visto antes. "Estas loca" me dije en su momento, y busque otra distracción. Pero luego me di cuenta de que no era un sueño, era mas bien como estar despierta por primera vez en toda mi vida. Claro que despertar, aunque es bueno, no siempre se siente bien. Cuando uno despierta hay que salir de la cama al mundo frío, pero qué importa, cambiaría una mentira bella por la verdad cualquier día. La verdad tiene luz propia solo por serlo.

Una vez que despierta, vi cosas que la inocencia de la niñez o la abrumación de los 10-y-tantos nunca me hubiesen dejado ver. Por que cuando uno es un niño ve todo con otros anteojos, y aunque a veces sus comentarios tienen más sabiduría que los de cualquier mayor, ignora temas que no puede entender. En la adolescencia uno adolesce: cree que el mundo va a dejar de girar por las razones más triviales. Cuesta salir del "yo". Estas demasiado preocupado por el viernes a la noche como para notar la belleza de un paisaje cotidiano, que hay que sacarse los auriculares por que es increíble la voz del que canta en el tren o que vivimos nadando en un mar de injusticias. Cuando despertás todo esto aparece de repente y te choca el pecho como una patada. Así comenzás a viajar con tu mente, a plantearte que las cuestiones al final no son tan obvias, que hay posibilidad de que las cosas fuesen de otra manera; que un "por que sí" nunca tendría que bastar. Descubrís que hay preguntas cuyas respuestas parecen tan naturales que nos olvidamos la importancia de mantenerlas preguntas y que no se conviertan en verdades asumidas.

Sin embargo, hay desventajas a que el mundo se vuelva tan vívido, hay explicaciones a por qué vemos a tantos grandes bajándole el volumen al cerebro con un vaso en la mano o con el control remoto de la televisión. Aunque crecer signifique ver que dentro de esos colores hay sombras y metáforas y patrones y cosas que nos sobrepasan; también significa notar que la humanidad construyó murallas alrededor de por-que-sies y lo más natural siempre parece ser estar de acuerdo. En un mundo donde nuestro mayor problema parecía ser dónde juntarnos con nuestros amigos, comenzamos a ver que se tiran pilones de comida mientras otros mueren de hambre. Que la media nos vende una imagen inalcanzable. Que se imprimen zapatillas pero hay gente que cuando llueve pierde todo lo que tiene. Que la vagancia humana lleva a la tragedia de millones, y que la avaricia desata guerras y explosiones. Que no es posible abrirle la puerta de un país a personas que se están muriendo por que no es práctico hacerlo. Que el mundo esta sobre poblado y vacío a la vez. Que nos ponen un objeto brillante y salimos corriendo detrás. Que para crecer hay que pisar gente. Que la vida que nos ofrecen a fin de cuenta es un guión, y te aprendes las acrobacias o quedas fuera del circo de marionetas. Pero también que todo esto lo generan los hombres, y que por lo tanto solamente hombres podrán cambiarlo.

Crecer entonces para mí ya no significa dejar las bermudas, ponerse un traje, dejar de sonreír, saber el precio actual de la verdura. Para mí significó chocar con lo que tenía alrededor, darme cuenta que lo que me rodeaba era un teatro y no una ciudad. Que la ciudad de verdad está ahí afuera y había que salir a buscarla. Y que tampoco estaba obligada a buscar la ciudad. Que tenía dos piernas y me podían llevar al mar, al desierto o a la nada si quería. Crecer significó salir de una nebulosa y conocer la verdad; y aunque costó mucho digerirla y dolió más que cualquier feliz ceguera de los años ya no puedo volver atrás. El mundo de Nunca Jamás ya no significa nada, por que no podría soportar estar jugando cuando hay tanto por hacer. Tampoco quiero cerrar los ojos para dejar de ver todas estas preguntas y detalles. Reconozco que hay muchos que lo hacen, que argumentan que es imposible mantener un trabajo si estamos demasiado ocupados mirando con ojos crítico el mundo que nos rodea. Que hay cosas que a fin de cuentas no nos parecen justas, pero miramos al otro lado por que necesitamos nuestro pan y el de quién nos espera en casa.
Mi respuesta, que puede estar totalmente errada, es esta: si acaso no estamos tratando de moldear el mundo con las manos durante nuestro corto tramo en la Tierra ¿qué se supone que deberíamos estar haciendo? Todos nos quejamos de que tuvimos que crecer y dejar atrás los piratas y la escondida, pero creo que el problema no es crecer, si no poner el piloto automático. Creo que el problema no es hacernos más grandes, si no dejar de preguntarnos lo que queremos y por qué lo queremos. El problema está en cerrar los ojos y olvidarnos de que había colores nuevos por descubrir más allá de las obligaciones que nos abruman, es dejar de reinventarnos. Estar sentado ocho horas detrás de una oficina no es el problema, el problema es convencernos que algo que no nos hace feliz es nuestra única opción. Que podemos sonreír cuando lo que en realidad lo que queremos nos llama a gritos mientras el reloj se mata de risa llevándose los años. Por que a fin de cuentas, algún día el mar se llevará nuestro recuerdo y el viento nuestras palabras; así que si tanto nos importa mirar al futuro deberíamos preguntarnos qué importará ahí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario