Así entonces haremos nuestros intentos cobardes para no sentirnos tan mal por el miedo que no nos deja escaparnos de verdad. Algunos serán más exitosos que otros y en la mesa con amigos los reducimos a nada más que anécdotas. Pero cada jaula tiene su condena. La nuestra es algún día llegar a nuestros departamentos luego de que se acabe de poner el sol de un día hermoso que casi ni vimos, cerrar la puerta y con el cuerpo cansado suspirar. Pensaremos en que mañana tendremos que ir al trabajo de vuelta a enfrentarnos con la misma gente que hoy, a sufrir el tráfico de ida y de vuelta, a sufrir el calor de la ciudad. Pensaremos SEGUIR LEYENDO...

Algunos años atrás leí en algún artículo perdido que el asco no era una emoción con la cual nacíamos: era otra construcción social más que adquiríamos con los años. (...) Algo que uno tiene casi tan naturalizado y se produce dentro de uno tan involuntariamente como un revolcón de estómago o la ira de una situación injusta verdaderamente no es nuestro, si no que producto de los recortes del mundo que nos rodea. Todos parecemos ser una especie de collage; pequeños recortes de experiencias pasadas, lecciones de colegios, libros que nos marcaron, cosas que nos prohibieron y palabras de otros que a sus vez SEGUIR LEYENDO...
"Nos vamos". Nunca voy a entender por qué resultan tan emocionantes esas palabras. ¿Será tan mala la vida acá o tan fuerte la necesidad domesticada de salir a recorrer el mundo? Pero el objetivo mío y de mis amigos aquel fin de semana no era conocer nuevos lugares, si no más bien desprendernos del día a día. Teníamos un tanque de gasolina, un mapa para ir a dónde quisiéramos y cada uno veinte años en el bolsillo, así que decidimos escapar. De la rutina. De la civilización. De la hipocresía. De las campañas políticas. De las caras conocidas. De la música repetitiva. De los cielos que no oscurecen del todo ni en la mitad de la noche. SEGUIR LEYENDO...
No me digas que Dios existe, por que no me vas a convencer. Criticame todo lo que quieras: que mi mundo esta vacío, que mis lentes no perciben colores, que la vida entonces es solo esto y solo esto de repente parece tan, tan poco. Intentá hacerme saber lo que me estoy perdiendo, no vas a tener éxito. (...) No me digas que Dios no existe, no te voy a creer. No me digas que esto es todo lo que hay, por que estoy segura de que no puede ser. SEGUIR LEYENDO...